El Sol es el astro rey. Tiene la fuerza suficiente para que el resto de planetas giren a su alrededor, marcando órbitas.
Es el que da calor y luz a éste, nuestro planeta. Después está la Luna, satélite de la Tierra. Afecta a las mareas, haciéndolas subir y bajar a su antojo, pero también siempre de una forma constante y gradual.
En la humanidad siempre han asombrado nuestras referencias astronómicas, Sol y Luna. De hecho ya los Mayas crearon edificaciones a favor del rey Sol, los egipcios con las pirámides o incluso en la vieja Europa, con Stonehenge y sus piedras elevadas, en fín referencias por doquier.
También hay referencias a reyes que se han creído el mismísimo Sol, nuestros vecinos bien saben de eso.
A todos nos afectan los estados de los astros, pues nuestro cuerpo es prácticamente agua, por lo cuál la Luna, en éste caso, nos afecta según su ciclo.
Es fabuloso poder sentirse influido por los astros, pues parece magia, que planetas, astros y satélites se influyan entre sí manteniendo una sintonía con acordes acompasados entre sí.
Aún así, queda por seguir aprendiendo de ellos, pues el saber nunca ocupa lugar, y aprender de lo cercano es genial.
A la Luna llegó el hombre, y describió desde allí lo fabuloso que es la vista. Tiene que impresionar bastante ver al planeta azul desde nuestro satélite, tan lejos pero tan cerca a la vez. Ver que no somos nada y nos creemos todo. Sólo mar y tierra, formando lo que conocemos como nuestro mundo. Desde allí únicamente se puede pensar que es un lugar maravilloso.
Día 42. Año 0.
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