martes, 14 de junio de 2011

Cristal

 Ya casi no llego al día, pero es que hoy lo he tenido liado. Espero que mientras escribo esto no me pase de día, pero si es así no lo tengáis en cuenta, mañana también habrá otro.

Llevo toda la tarde pensando en que escribir, porque como podréis entender, teclear todos los días, aunque sólo sean unas lineas, tiene lo suyo.

En mi cabeza no para de aparecerse la imagen de un niño mirando, a través del escaparate de una pastelería, un hermoso y dulce pastel.
Lo mira con anhelo, deseo y placer. Se lo come sólo con la mirada, pues entre él y su tesoro únicamente lo separa un cristal. Una fina lámina de partículas de vidrio de no más de 4 milímetros de espesor, pero suficientes como para servir de tope.

Su cara se va transformando, como si cada vez que parpadease fuera comiendo un poco. Mueve la mandíbula arriba y abajo, y traga saliva. Para él esa saliva sabe a nata y chocolate.
Se toca los bolsillos para ver si puede obtener aquél manjar, pero es en vano.

Pasa gente a su alrededor, y se le quedan observando, pero a él le da igual, sólo tiene ojos para ese pastel. Indiferente al mundo, sigue comiendo y comiendo, como si no tuviera fin.

Llega su padre y le despierta de su dulce sueño.

- ¡Maldito cristal! dice, según mueve sus piernas alejándose de él.


Día 45. Año 0.

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