Al ser humano nos gusta el dolor. Nos gusta, porque cuando se nos pasa nos sentímos bien, y ese sentimiento es el que buscamos. No sabemos estar bien si antes no sufrimos, no lo valoramos. Siempre intentamos pasar por el purgatorio antes de ir al cielo.
Es como cuando tienes un dolor de cabeza, que cuando se te pasa dices: "que bien se está bien".
El dolor puede ser de dos clases, el fisico y el emocional. No voy a entrar a valorar cuál de los dos es mejor ni peor, bueno sí, valoro que mejor no es ninguno, pero no voy a eso. El fisico aún tiene un antídoto, pues gracias a los médicos y sus brebajes logran quitarlos, pero los emocionales cuestan más. No hay una receta o un medicamento que te tengas que tomar cada ocho horas durante cinco días y ya está. Éste es como andar por el desierto con un litro de agua, si quieres salir tendrás que beber poco y racionarla, y lo peor de todo es que no sabes cuando acaba, pues lo único que ves es arena y más arena, y tu agua cada vez es menos y menos.
Dentro de las dos clases anteriores también puede ser personal o compartido. Intentamos disimularlo a base de mentiras, piadosas o no, pero casi es peor, porque por mucho que intentemos ignorarlas o negarlas, las mentiras caen por su propio peso, nos guste o no. Pero es que la verdad de la verdad duele, por eso mentimos..
Día 6. Año 0.
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